martes, 25 de noviembre de 2008

Otros lunes de colores

Los payasos tienen un amigo nuevo, al que Mandarina quiere mucho.
Ella, decidió hoy, por el calor, y porque está indecisa, vestirse de bailarina, y la profe la ayudo a seguir sintiendose linda.
Stps, bienvenidas y saludos.
Una ronda de ruiditos y recepciones: barriletes, bichitos, ruiditos, un pato.
De a dos, la hora del almuerzo. Uno muy dificil.
Mandarina lleva primero su chocolate. Lo disfruta muuuucho, mientras Vitalino se habia olvidado el almuerzo.
A todos nos fué pasando.
Y al final, Henry llevo 35 triangulitos que lo hacian muy feliz. Y Mandarina no tenía nada.
Estaba triste, tenía ganas, lo miraba desde lejos. Pero Henry, hacia al final, después de seguir las instrucciones al pié de la letra, de contar los triangulitos, de disfrutar, le ofreció uno a ella, que agarraron juntos un momento, Y mandarina, fué feliz.
Nos abrazamos afuera de escena, pero nos abrazamos mucho :)

Un arte dificil a veces. Pero siempre maravilloso.
A disfrutar payasitos, que nos queda poco!

domingo, 23 de noviembre de 2008

el otro sin vos + YO

Fernando Peña escribe y dice cosas muy uff. Y yo, me las repito, las acoto, y las repiendo con una ella del otro lado, que siempre me lo envia.
Yo, la que acota en negrita o en parentesis o de otro color, o lo que el blog me dejo. me supera la tecnologia.

Ya no hay más hombres!”, gritan las mujeres. “Las minas son todas unas histéricas”, se quejan los hombres. “¡Yo no me siento un puto común, como el resto de los putos que son todos huecos!”, decreta un puto. “No me gusta la torta masculina, marimacho… quiero una mujer como yo… femenina”, se le escucha decir a una tortillera. (me senti identificada)
¿Por qué no aparece lo que estamos buscando? ¿Estaremos buscando con ganas de encontrar? ¿O es simplemente un relojeo frívolo que nos sirve como excusa para seguir justificando nuestra soledad? Mas identificada
El complejo de inferioridad que produce la modernidad, la incertidumbre de tener que ubicarnos en algo que no somos, nos lleva a la deshumanización y a la despersonalización. Los tics y las costumbres que hemos adoptado últimamente para parecer mejores hacen que estemos ajenos a nuestro ser, a nosotros, a nuestro carozo. Me tiene aburrido el discurso de la mayoría de la gente que balbucea sin ganas que es mejor estar solo que mal acompañado. Refuto, contraataco y contradigo esa afirmación absurda. Voto por estar mal acompañado a estar solo. No hablo de estar en soledad, estar en soledad es en cierta forma estar en paz… es reconfortante. Hablo de estar solo, solito y tu alma… solísimo… vos y vos sin vos… un puntito perdido. Es espantoso. Angustiante. Desesperante. Casi como viendo nuestra imagen en una pantalla gigante diciéndonos a nosotros mismos que para estar mal con alguien prefiero no estar, seguimos estando solos. Es increíble cómo el miedo a acercarse al otro es mayor al miedo de permanecer solitos. También es increíble que sigamos buscando a esta altura de la soirée al príncipe azul y a la Cenicienta. ¿Todavía no quedó claro que no hay ni príncipes azules ni cenicientas? ¿Qué es una relación ideal? Mientras tratamos de encontrar a una persona física, tangible y concreta flotando dentro de esa utopía abstracta, pasan los días y estamos solitos. La puta madre, a mi no me quedo claro fernaaaaaando!
Escribo sobre esto porque ayer celebré el cumpleaños de una amiga en mi casa. Mi amiga cumplió 55 años y fuimos un grupo de amigas y maricones a comer afuera. Para después de comer tenía enfriándose en la heladera unas botellas de champagne y una torta con la triste vela que resume la gran cantidad de años que alguien está por cumplir (esa velita es patética, es como que ya damos por sentado que no lo queremos al otro lo suficiente como para plantar 55 velas en un bizcochuelo o que no le van a dar los pulmones porque ya está viejo). Llegamos a casa, descorchamos el champagne, el corcho voló, alguna se ilusionó con casarse, hubo gritos histéricos, risas de hiena, y no faltó el seudodiscjockey que se animó a animar la triste reunión de nosotros doce. Se escuchaban quejas y reclamos. Se escuchaban conjugaciones gramaticales rarísimas como por ejemplo: “¡Mirá lo que sería tener a George Clooney acá con un ramo de rosas, que te lleve a comer y después a un hotel divino y pasar la noche con él!”, gritó una. “Dónde hay un hombre…”, gritaba la otra. Raffaella seguía a garganta viva. Las chicas y las maricas fumaban compulsivamente. Humo, Raffaella, huecos, vergas, cenicientas y príncipes azules… Sentí la pata de elefante en el pecho, pedí disculpas y subí a mi cuarto. A las dos o tres horas subió mi novio a preguntarme qué me había pasado. Le conté. Nos fuimos a dormir. Al día siguiente escuché un gorrión, abrí los ojos y estaba el cielorraso. Me acordé de la noche anterior, del circo romano, de la cantinela de los solos, de la euforia, de Raffaella y sus gritos y de la eterna justificación de por qué no estoy con alguien. De pronto sentí frío, sentí el enojo de mis amigas, escuché el portazo de cuando se habían ido. De pronto empecé a recomponer el rompecabezas. De pronto me acordé de que otra vez , s e gún ellas y mis amigas maricas, yo había estado como el orto y fuera de lugar. Yo, el mismo agresivo de siempre. Yo, q u e e n un momento antes de sentir la pata de elefante me había parado en el medio del living y había dicho “¡Déjense de joder con ese discurso barato de porteño hiperpsicoanalizado. (que maravilla)Hay machos, hay minas y hay putos. Enfrenten su pánico a que les vaya como el orto en una relación y su pánico a sufrir. Acepten que sólo conciben una relación si ‘dura’ lo suficiente como para que sus cabecitas reconozcan que fue una relación. Chicas, una relación puede ser encamarse hoy, amanecer mañana, almorzar y estar dos semanas juntos… y ya tuviste un novio… y fue tu novio… Tal vez no el que querías, tal vez no el príncipe azul. Pero te garchó, hubo ansiedad, adrenalina, esperanza, desilusión, llamaditos, no me… Y eso ya es una relación, es vivir. Me tienen las pelotas llenas, están muertas en vida. Me voy a dormir”. (algo asi me decias vos anoche? o lo pense yo? o me lo dijo lula?? La pucha che. y es cierto. es una relacion, y hay que hacerse cargo. . todos nos relacionamos. xq eso me trauma tanto? maldita poerteña psiucolanalizada que soy che. peña me mandaria al carajo de solo esuchar algunas de mis palabras. Uds me lo dicen con mas amor :P)Eso fue el jueves. Hoy viernes a las 6 de la tarde, escribiendo esta contratapa, sostengo que hay un miedo al cual no le estamos prestando demasiada atención. Es el miedo a que nos vaya bien en una relación. Es el miedo a coger. Es el miedo a las diferencias del otro, a su aliento, a su vida, a su historia, a sus manías. Una relación pasional, una unión sexual y afectiva no se logra luego de una construcción mental, no sucede después de las reglas aparentemente sensatas que propone nuestra vergonzosa omnipotencia. Creo que no. Creo que una relación, una pasión, aparece y sucede cuando no tenemos miedo y estamos abiertos… y aquí me preguntarán: ¿y cómo se hace para no tener miedo? (si, obvio, me lo estoy preguntando, y mUCHO, hace MUCHO)No sé cómo se hace pero te puedo explicar lo que yo siento. Siento miedo a estar solo. Siento ganas de coger, de tener mariposas en el estómago, de enfermar juntos de lo que sea… de pasión, de pestes… Tengo miedo de seguir sosteniendo mi vida solito y de no tener la valentía de que otro me la pueda llegar a robar, tengo ganas de que el otro me robe la vida, tengo ganas de dejar de ir a comer con un amigo como le había prometido, de cagarlo, de fallarle, de mentirle porque el amor que siento por él me tira de las tripas. Y si mi amigo no me entiende que se vaya a la mierda.
Resumiendo: tengo pánico de tener miedo, el miedo que no tienen los solitos… a estar solitos.
La histeria, la obsesión por estar sanos, por no dejarnos invadir, hace que muchos estén solitos. Enfermate de una vez, apestate. Que te traguen la vida de un bocado y perdete en la inmensa oscuridad del otro. Ese miedo, ese vértigo, esa caída libre, se llama permitirte enamorarte.

Lo amo. me sacudio la cabeza y el corazon. No solo voy a imprimirlo, sino que voy a leerlo mucho.
Gracias na.Angie*

martes, 18 de noviembre de 2008

Mandarina y un desamor

Mandarina llegó de sopetón, pero como tenia pollera nueva, se animó igual. Además, ya la habian dejado con una carta una vez, y ella había aprendido a bailar sus tristezas.Volver de una fiesta feliz, porque hace mucho que no salía sola, pero igual, lo había extrañado a él.Lo llamaba: mi gordito. Y lo buscaba sonriente por la casa para contarle y mostrarle su ropita nueva.Pero de repente vió un sobre. A Mandarina nunca le gustaron los sobres. Lo abrío ansiosa, charlatana y con miedo. Una mezcla de todo eso.Esperó que dijera que el también había salido con amigos, que la quería mucho, que la extrañaba.Pero no. Era como su corazón agrietadito ya estaba sospechando: 9 letras anunciaban que la habian dejado.Era para siempre, sin dudas, porque no hasta pronto, sino adios.- Parece que no se fué a tomar una cerveza....dijo después de paralizarse un rato sola, tímida, de mirar al público con desilución.Igual se paró firme con la carta en la mano: - Creo que me puse triste, les contó casi susurrando.Pero también se enojo bastante. Merecía que la dejaran con más que 9 letras. Ella lo hubiera hecho de otro modo!La pollera se retorcia casi como sus latidos, ella pateaba el sobre, el papel, su desamor, todo eso junto.Y se sintió sola, muy solita cuando se sentó en el vació y solo se escuchaba el silencio. - ¿Como hago ahora? se preguntaba timididamente. Y entonces, volvió a ver la carta, y la agarró con amor....- Así de lindo era el, le contó al público. - Como estas 9 letras... pero a mi no me gustan los sobres! - Repitio varias veces.Y entonces, se dió cuenta que tener 9 letras, era mucho mejor que no tener nada. Y las agarró como abrazandolas. Iba a guardar la carta como la había recibido, peró volvio a repetirse que no le gustan los sobres, y lo tiró al piso.Miradas entre el público y ella. Y todo eso que no dicen las palabras.- Me voy con las 9 letritas así, sueltas, porque son más lindas....y asi de sueltos y desordenados, se llevó las letras, el amor, y los recuerdos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Menú del día: alma

Mas alma que cuerpo. Eso decía recíen. Quizas porque dormí profundo, con un libro hermoso en las manos. Quizas porque ayer me enamoré varias veces en el día, y porque la noche volvio a terminar con Mandarina, y el cocktail de Mandarinas.
Aunque ahora es dificil llegar un poco mas tarde, después de dar 3 hs de clase. Aunque ellas me iluminen, y me den un orgullo enorme cuando las veo tan contentas porque todas las coreografias estan terminadas. Porque ya me ls imagino en el escenario,y se llenan de vidrio los ojos. Porque las quiero por ser una pequeña extensión de mis piés, porque verlas bailar es verme bailar un poco a mi. Que algunas tengan los mismos modos, o la misma sonrisa. Porque pienso que aun hoy, a mi me significan enormemente mis primeras clases de danza, mis primeros salones, mis primeras enseñanzas. Que son las que me han formado como artista, como soñadora, como seño.
Y Mandarina, claro, porque ella también es bailarina. Porque esta pensando un nuevo vestuario donde acomodarse, con los mismos colores pero con tules por todos lados, lentejuelas y zapatillas de media punta. Porque Mandarina no puede evitar bailar: cuando corre, cuando esta en stop, cuando actua, cuando se mueve, cuando canta.
Y ayer sin embargo a Mandarina le costo meterese en mi. Quizas por el vestuario a medias, o la nariz, o la falta de sesion de masajes. Pero después de un rato, de ser francesa, alemana y japonesa, se quedo para el final, y fué al casting sola.
Estaba nerviosa, de verdad estaba nerviosa (ella y yo) y tuvimos que hacer playback, y cantar como si fueramos comediantes musciales, profesionales. Y eso a mandarina tambien le sale muy bien. Verlos reir, mientras ella se roba las cosas que a mi a veces me cuesta tanto sacar afuera. Que ella cante y baile con la seguridad que yo a veces no tengo, porque me da miedo, porque el resto es mejor, o porque siempre senti que mis pies estaban un poco chuecos. Pero estaban chuecos hasta que llego ella y se instalo en mi vida. Porque mandarina es quien hace todo posible. Es la que me deja ser quien siempre quise ser. Y claro, creo que desde que mi profe me dijo: mandarina es claramente una bailarina, deberias probar vestirla asi, se me abrio un poco la cabeza, y el corazon. Mandarina, a la que quiero tanto. Mandarina, la que regala sonrisas, la que se rie a carcajadas, la que se enamora mas que yo, la que no tiene verguenza, la que odia esperar, la que llora cuando esta sensible, la que se enoja, la que habla rapido.
Mandarina, que los quiere tanto a los demas payasitos, los lunes, verlos ser.
Quizas, nunca me imagine que ser clown iba a generarme todo esto. Que me iba a hacer tan feliz, que me iba a llenar tanto. que me iba a reconstruir tanto.
Enocntrarse, lo habré dicho tantas veces. Pero mandarina me dejo encontrarme.
Y toda esta intensidad se me anuda hoy, que es martes, que por fin estoy en casa, que deberia hacer un trabajo y no tengo ganas, que ayer me quede leyendo de arteterapia y titeres y todo tuvo sentido. Hoy, asimilando aun todo lo aprendido en el payacongreso. Hoy, a pocos dias de la payamarcha, y a solo una pasantia para ser Payamedica.
Estoy en un momento donde me siento un camino hecho por lanas de todos colores. Una gran red, donde estoy pudiendo unir todo, el arte, el clown, la payamedicina, la terapia ocupacional, los titeres, todo. Y ahora, tengo ganas de trabajar con titeres tambien, tengo los materiales para hacer payacosas para el Buenetin, para la actividad que el lunes hago en la escuela, (sola y que nervios). Seguir con los globos, mirarme al espejo, y reconocerme en todas esas cosas.
Una catarsis, muchos nudos, una red. Hoy, que soy mas alma que cuerpo. Hoy que el menu del dia, es todo eso de mi, que me hace cosquillas en los piés