lunes, 16 de junio de 2008

lo que se va



Nunca me gustaron las despedidas.
Nunca me gustaron los finales.
Nunca me gustó el: punto y aparte.
Esa sensación de vacío que a todos nos ahoga un poco, quizás porque se le parece al fantasma que todos creemos que es la muerte. Aunque la disfrazemos, aunque digamos que no le tememos.
Es que en realidad, pienso, yo no tengo miedo a irme, a morir, a mi propio vacio por la incertidumbre del después. Lo que me aterroriza, es el ahora.
Perder esto que soy, y todo lo que me queda por ser.
Que se termine todo y que tantas cosas queden sin hacer, sin decir, sin ser.
Quizas, porque vivo demasiado. Porque a veces tengo miedo de que no me alcanze el tiempo para tantas ganas, tantos sueños, tanto que construir.
Quizás, porque el tiempo se me escabulle como arena en las manos, como si mis propias manos fueran reloj, tic tac, aguja.
Y todo eso encierra una despedida.
La vida viene lineal, linda, divertida.
La vida se comparte, se sueña de a dos, de a tres, de a muchos.
La vida que se construye en esas noches donde decimos: tenemos que ir, tenemos que hacer, un dia te muestro, un dia te canto, un dia te dibujo, un dia somos.
Pero de repente. La linea se desdibuja, se quiebra, aparece un abismo hacia el vacio.
Las despedidas bruscas, son esas despedidas que no esperabas, que te asaltan como bandidos sin escrupulos, y te apuñalan la espalda.
Un montón de desilusiones entonces. Y....¿a donde va a parar todo lo que fuimos, y todo lo que ibamos a ser? Me lo pregunto, porque todavía no entiendo.
Me lo pregunto y se me llena el alma de nostalgia, sabiendo que no habrá teatro, ni Dolina, ni estrellas, ni Sabina, ni pochoclos, ni mates, ni Amelie.
Que no vas a leer el libro de los cronopios, ni vamos a esuchar juntos la musica que nos unificaba.
Nada mas que esas simplezas. Simplezas que parecen pecado, instancias prohibidas, conflicto.
Tenia que ser, quizas. Por eso es.
Pero yo siempre supe en la raiz de mi misma, que querer, es poder. Y mierda. No hay nadie que pueda hacerme creer que no es cierto. Porque asi vivo, porque gracias a eso vivo con la intensidad con la que deambulo por mis dias amando, y abrazando, y riendo, y sin dormir, pero satisfecha porque comi chocolate o tome una cerveza una noche de domingo con esa gente que quiero tanto.
Nunca entendi, como es que si uno quiere tanto a alguien, lo deja escapar, irse, no volver.
Y no, no se puede vivir del amor, no. No es siempre es mas fuerte. No para el otro mundo que quebranta el mío al vacío.
Jugarse, intentar, hacer que las palabras, las promesas y los centimentros cubicos de suerte (y casualidad) valgan la pena.
Hay quienes dicen que las despedidas no son definitivas. Pero esta vez, yo, prefiero darte por perdido.
Solo entiendo una cosa, que siento aun cuando sigue haciendo frio.
hay amigos que se transforman, que se alejan, amores que ya no están, o se transforman, o se acercan.
entiendo ahora, que algunas ausencias dejan espacios para nuevos ojos, para el olvido, para la paz, para la otra vida. Sola, acompañada, dividida. No importa como.
Las despedidas empiezan para forjar bienvenidas.
Bienvenidos entonces, los nuevos instantes.
y hasta pronto, o simplemente Gracias.
Angie cierra el cofre, y tira la llave olvidandose donde.

No hay comentarios: