martes, 9 de septiembre de 2008

de regreso a casa, un lunes a la noche

Mandarina también viaja sola en este colectivo, y canta:
Está un poco apurada pero va despacio y todas esas cosas que menos mal que no tienen remedio, como los puentes que nunca se rompen, y abajo, tal vez, un hermoso río.
Con trenzas y con sombrero, Mandarina sigue descubriendo que es muy enamoradiza.
A Mandarina le gustan las rondas, le gustan las energías que se transforman y los estímulos que dan toda una vuelta.
Mandarina no entiendo el futbol, pero tuerce los piés cuando todos pierden, y de un modo bastante torpe le erra al penal esperado. Un mal paso que supera con simpatía, porque nunca entendió cuando enojarse en los juegos.
Aunque los payasos empezaron de mala racha esta noche, más tarde esa energía tambien se hizo otra. Una noche llena de exaltaciones porque cada clown iba a conocer a su idolo.
Esperamos a Maradona dos veces, a Madonna y Alcaucil se encontró con el amor de su vida.

El clown, siempre espera lo que quiere, y cree en lo que espera

Cuando Mandarina entró ansiosa, esperaba inquieta a Julio Bocca, y se le escapaban las palabras.
Y se divirtio complice con su amiga alcaucil, bailando juntas.
Hacia el final, Minimí, la más chiquita de todos, entró ansiosa esperando a su idola.
Un poco distraida estaba yo, cuando la pequeña dijo: Mandarina!
Y a mi, se me apretó de tanto orgullo el corazón.
Despuès de jugar un rato con Aquiles, Minimí se acercó a abrazarme. Me emociné yo, y Mandarina sonrió grande.
Abrazos fuertes entre todos, y un ritual de emociones. Terminar todos gritando:
Me llenan de alegría el corazon!

Angie
9-9-08

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