martes, 4 de marzo de 2008

Inventando Payamundos. Crónica de un nacimiento

Día 1 :: Lunes 3 de marzo de 2008

Las ansiedades y las emociones se acomodaron bien adentro mío desde temprano.

El día había volado rápido cuando me subí al subte y reconcí a un payacompañero.

Nos saludamos, y viajamos juntos. Nos conocimos. (almohaditas y dos naranjas) Hablamos mucho sin conocernos, conociéndonos. Y arribamos.

Subte B. Estación Carlos Gardel. Las callecitas de almagro llenas de tango.

La puerta de madera, el patio mojado, y José, con sus zapatillas rojas, que recién entraba a la sala grande, de paredes negras, con algunas gradas y un rojo telón de fondo.

Mucha gente llena de expectativas. 30 personas. Ni más ni menos.

Las primeras palabras ya me hicieron reir y sonreir. Los delirios de algunos, los chistes de otros, las dudas, las aclaraciones, las preguntas.

Y después, ronda redonda. Y grande esta vez.

Nos presentamos de a uno. Nombre, que hacemos. Porque estábamos ahí.

Un grupo muy heterogéneo. Lleno de vidas que se encontraban en el mismo punto, en el mismo sueño.

Cuando terminamos después de un largo rato. José dijo: bueno....a ver....

José. Leandro. Chaska. Barbara. María Marta. Angie. Silvina. Maxi. Jorgelina. Silvina. Magali. Marcelo. Iara. Pablo. Agustín. Eugenia. Liliana. Marta. Vicky. Luca. Silvia. Julia. Andrea. Valeria. Marina. Fernando. Sofía. Florencia.

Nos nombró a todos (y yo, me olvidé del nombre de algunos ya hoy)

Nos nombró a todos, y a mí, se me puso la piel de gallina. Cuando pasaba por nuestros nombres, a todos se nos instaló una sonrisa. Así empezamos. Como Patch en la camilla de la señora con Diabetes.

Nos paramos para identificarnos ahora nosotros. Volvimos a nombrarnos de a uno, para poder registrarnos entre todos. Y después de eso, varios nos nombraron a todos juntos.

Hablamos de la memoria, de la identidad. Y pasamos a otro juego, donde teníamos que nombrarnos, decir sí, y cambiarnos de lugar con otro.

Y después de todo eso. De charlar un buen rato de la payamedicina, de los hospitales a donde podremos trabajar en un futuro después de una segunda parte practica, una parte teórica, y una pasantía.

Nos contó la historia de payamedicos. Nos contó de cuando conoció a Patch Adams.

Y nos dio la noticia de que va a estar viajando a mendoza en un mes. Y que esta haciendo lo posible para que podemos ir a conocerlo, y a encontrarnos con el (y yo, creo que ahí, me completo en felicidad)

Y después, corrimos al ritmo de la pandereta. Jugamos con los stops. Estatuas, poses, gritos, miradas. En cada ejercicio José nos iba contando sobre el clown. La historia del clown, los origenes de la nariz roja, la inocencia.

El clown es inocente. Es un niño. No tiene violencia, pero tiene emociones. Puede enojarse.

Nos habló un poco del payabulario. De eso que no decimos en el hospital, porque una simple palabra puede llenar de tristeza a aquel que intentábamos hacer sonreír.

Y entonces, nos transformamos en dos bandos. Barrabravas que primero se insultaron a la criolla. Como argentinos, como personas grandes y enojadas.

Pero después éramos payasitos. Enojados. Pasamos del insulto al Ufa, y al pataleo.

Y yo grité, con el grito que mi sobrino Manuel pronunciaba cuando estaba acongojado a los dos años: Eshtopacatoooo!

Después fuimos marineros y putas. Y después, payasitos enamorados.

Nos tirabamos besos, nos deciamos cosas lindas.

Siempre primero la palabra. Después solo los gestos, y después solo la mirada.

(cuantas cosas se concentran solo en la mirada)

Maquinas. Dos grupos.

La nuestra: una maquina de hacer clowns. Una maquina de hacer niños.

Entra una persona adulta. Grande, estresada,. Estructurada.

En la primer fase, se le hacen masajes, y caricias.

En la segunda fase, se la desestructura. Se le pone una sonrisa, se le da algun abrazo y una nariz.

En la ultima fase, cuando la persona ya esta liberada, se la llena de alegría (y la llenamos de cosquillas y risas) y chin pun! La persona desaparecio, y salio del la puertita, una nena hermosa y sonriente, de 8 años (factor sorpresa) -la hija de una payacompañera, que nos ayudo entusiasmadísima-

Ellos. Una máquina desaconjodaora. Inflaron a un pobre desinflado. Lo llenaron de alegria de a poco. Le dijeron el secreto de la felicidad, y terminaron en un abrazo.

Nos aplaudimos mucho mutuamente, porque todo lo que vimos fue hermoso. Y por el trabajo. Hablamos, y solo dijimos las cosas lindas. Que eran todas

Hablamos de cómo los grupos transmitimos casi un mismo mensaje sin quererlo. Del payaso presentador, de los abrazos, de los grupos, de la creatividad.

Para terminar volvimos a correr. A caballo, golpes de karate, y por ultimo:

20 pasos cortos, 3 pasos largos, un grito eufórico, y un Payabrazo entre todos

Hasta la proxima

Y yo, que no paré de sonreir.

Y yo, que hoy, todavía estoy sonriendo.

1 comentario:

Arte en el Aire dijo...

....
WAW!

me quede muda, con una sonrisita estupida frente al monitor....

angita sos in-cre-i-ble!

q bueno, pero q bueno, posta! de verdad verdadera, tenerte cerca! q bueno poder conocer a alguien como vos.. esta firma va por este post y por el anterior tb...

no quiero agregar palabras porq van perdiendo fuerza mientras mas son, asi q aca corto... WAW!!